Capítulo ocho

Me acomodé en mi silla enorme y adornada con joyas, observando el gran salón frente a mí, una vista fascinante. Alcancé el cubo de hielo y la mezcla de licor cercana, agregando dos cubos de hielo a mi vaso y llenándolo con un toque de whisky.

La puerta del salón chirrió al abrirse, y Arla entró, su...

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