CAPÍTULO 92

DIEGO

—Basta de este juego, cariño. Esta vez no te escaparás—. Ella agarró mis manos y me inmovilizó con una sola mano.

—O cooperas conmigo o te obligo—, amenazó, pasando su garra por mi pecho.

Sin contener su hambre... —¡ARGH!— gemí, sintiendo su garra hundiéndose en mi traje, rasgando mi carne...

Inicia sesión y continúa leyendo