Capítulo once

Mientras salía, tuve que pasar por las sillas de los pacientes donde ahora estaba sentado el chico llamado Callum. Le dirigí una sonrisa educada. Él me devolvió una sonrisa y presionó las bolsas de guisantes congelados firmemente contra el costado de su cabeza. Iba a seguir caminando, pero me volví ...

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