105. Me fui a dormir solo anoche, Silvia.

Javier se inclina hacia adelante, los nudillos blancos contra la mesa, y escupe cada palabra como si le costara mantenerlas a raya.

—Desde que decidiste desaparecer toda la noche y volver como si nada.

—No desaparecí —responde Álvaro, con esa calma peligrosa que solo anuncia tormenta—. Me fui. Y no ...

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