11. Sus dedos en mi piel.

El frío de la noche me envuelve lentamente, pero no es nada comparado con el vacío que tengo en el pecho, siento que me muero, que no puedo con este sentimiento. Camino sin rumbo, sin pensar en el destino. Solo necesito alejarme. De él. De su mundo. De lo que acabo de dejar atrás.

Mierda, santo ciel...

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