113. No sé decirte que te necesito, pero te extraño hasta los huesos.

Narra Álvaro.

La encuentro sentada en la terraza del hotel como si me estuviera esperando. Piernas cruzadas, cigarro encendido, el abrigo caro y ese brillo de superioridad que siempre le cuelga de la boca como un insulto disfrazado de sonrisa.

—Tardaste, ruso —dice sin levantar la mirada.

—Y vos seg...

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