133. La playa de noche.

Cuando el clímax llega, no es solo mío, es nuestro. Un incendio compartido, sin nombres, sin fronteras, que me deja temblando entre ellos, con el corazón desbocado y la certeza absurda, inevitable, de que no quiero salir nunca de este espacio que hemos creado.

El silencio después es distinto. No es ...

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