23. La ducha no lava el deseo.

Dejo la laptop, llena de celos. Me aparto para dejar olvidar lo que  vi.

Me dejo caer en la cama.

El silencio se siente espeso, como si pesara sobre mis hombros desnudos. Me envuelvo con la sábana, aún tibia del cuerpo de Javier. Su aroma sigue ahí, impregnado en las sábanas, en la almohada, en mi p...

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