31. Mirar también es desear.

Camino sin rumbo. El mar me moja los tobillos como si quisiera convencerme de que deje de pensar. Pero mi mente es una rebelde sin causa, igual que yo.

Pienso en Javier. En su respiración cálida mientras dormía entre mis piernas como si eso fuera suficiente.

Pienso en mí. En lo fácil que es quedarme...

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