67. Tres bocas, un secreto.

Los dedos de Javier descienden por mi espalda desnuda con una lentitud exquisita, y mi cuerpo se arquea, buscando más. Álvaro me toma de la nuca, tira suavemente de mi pelo hacia atrás, y me susurra justo en el hueco de la garganta:

—Decime que no te gusta… mentime.

No puedo mentir.

Estoy hecha fueg...

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