90 Lo que no se dice, pero se toca.

Los observo.

Desde mi rincón de la cama, las piernas entrelazadas en las sábanas y el cuerpo aún tibio por la noche que nos tragó, los miro. Uno sentado al borde de la cama. El otro apoyado contra la pared, todavía medio dormido, con el cabello revuelto y los ojos entrecerrados.

avier parece más chi...

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