101. Lo que no se dice.

El aire se espesa. Las cigarras cantan desde algún rincón invisible. El calor se nos pega a la piel y nos inmoviliza. Javier está ahí, con los hombros levemente caídos pero el rostro firme, con ese orgullo que le aprieta los dientes. Álvaro vuelve a dejarse caer en la hamaca, como si nada le importa...

Inicia sesión y continúa leyendo