102. Entonces decime cómo querés que lo haga.

Nos quedamos así, los tres, bajo las primeras estrellas que empiezan a encenderse sobre nuestras cabezas, con la cerveza que se calienta en las manos y las palabras atascadas en la garganta, con una tensión que no encuentra salida y que parece crecer con cada segundo.

El aire se espesa. Las cigarras...

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