CAPÍTULO 52: LA DESPEDIDA.

Magnus intenta controlarse cuando ve a la morena caminar entre espasmos hasta la puerta.

—Detente, Catalina. No lo necesitas.

—¡C-Claro que sí! —espeta, pero sus espasmos son tan fuertes que tiene que agacharse y recuperar el aliento justo cuando su mano toma la manilla de la puerta—. N-No… Darwin...

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