CAPÍTULO 80: DÉJALO CASTIGARME.

Incluso mientras el calor lo mata lentamente, Darwin se mantiene fiel a su orden. Dos de sus dedos se deslizan suavemente en el interior de la morena, entrando y saliendo. Primero sin prisa, luego, más a fondo, más rápido, aunque no salvaje, sino más bien apasionado.

Ve los gestos morenos, presos de...

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