Capítulo veintiséis:

Observé cuidadosamente a los demás por el rabillo del ojo.

—Es muy impresionante lo que se ha hecho aquí, pero Hervoux no está nada contento y tiene una pregunta para ti —dijo Deaton, volviendo a enfocarse en mí.

—No me importa si está contento o no, a mis ojos es un cobarde que no puede enfrentar...

Inicia sesión y continúa leyendo