Capítulo 42: La obsesión de Leandro.

La luz del sol se colaba por aquellas elegantes cortinas en sus enormes aposentos, que ya casi había olvidado, había amanecido, era lunes, y todo empresario, o, mejor dicho, hijo de empresario, sabía que no había tiempo para tomar un descanso, levantándose de su lujosa cama, Leandro miraba el reloj,...

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