Capítulo 32

Nos detuvimos en el garaje subterráneo de su edificio.

El viaje en el ascensor fue una tortura. Estaba tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo, pero no me tocaba. La tensión entre nosotros chisporroteaba como electricidad estática.

En el momento en que la puerta de su ático se cerró detrá...

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