Capítulo 40

Madison

Su mano se deslizó más arriba, rozando el encaje de mis bragas.

—Ya puedo imaginarlo —dijo, su voz casi un ronroneo—. Tú inclinada sobre este escritorio, tu trasero en el aire, rogando por mi polla.

Me mordí el labio para reprimir un gemido mientras sus dedos jugueteaban con el borde ...

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