Capítulo 52

—Qué coincidencia —sonrió Abigail, deslizándose en el taburete junto al mío. El barman apareció al instante—, algunas cosas nunca cambian.

Tomé otro sorbo de mi whisky. —El mundo es un pañuelo.

—¿Te estás quedando aquí? —se inclinó hacia adelante, dándome una vista innecesaria de su escote.

—Sí —...

Inicia sesión y continúa leyendo