COMIENZO II

MADDOX HUDSON

LONDRES - KNIGHTSBRIDGE

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— La verdad es que si, me gustaría que los pasajes fueran en primera clase — estoy preparada para los gastos — Es una especie de aniversario con mi novio — me río — Y necesito que todo sea especial — mi espalda toca la cama mientras sigo hablando con la operadora.

— De acuerdo señorita…

— Hudson — respondo — Maddox Hudson.

Le doy todos los datos que necesita y todo queda agendado, los pasajes son en una de las mejores aerolíneas de Londres, me pide que haga la transacción y le doy los datos que necesita para que pueda cobrarse absolutamente todo. El vuelo dura aproximadamente unas once horas, lo que no me molesta ya que estaremos juntos y camino a un lugar maravilloso. Lo sacaré de aquí y no solo es un viaje para una posible reconciliación, la verdad es que quiero un poco de privacidad.

Me quedo leyendo las condiciones que la empresa Cassanos requiere para sus empleados.

Por lo que veo su jefe es bastante exigente, ya que prácticamente no acepta personas mediocres que no le aporten nada a su compañía y no lo culpo, para tener ese emporio, debe contar con personas inteligentes, capaces y de alta calidad.

— Estoy segura que todo me saldrá bien — me animo en voz alta — Tengo que conseguir quedar el mayor tiempo posible en este trabajo — dibujó una sonrisa en mi rostro.

Por un momento mi vista se pierde pensando en mi novio, un montón de tonterías se me cruzan por la cabeza desde hace algunos días he venido sintiendo cosas… Sin embargo, no dejo que eso me desanime así que tomo mis cosas y salgo del lugar, necesito caminar un poco.

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✧──✧ FIN DE SEMANA EN LAS VEGAS ✧──✧

Al fin ha llegado el tan esperado fin de semana, desde está mañana he tenido un terrible dolor de cabeza mientras que soy la que organiza absolutamente todo, parece un resfriado así que estoy un poco aturdida y adormilada por los analgecicos, nada va a interrumpir mi viaje, me esperan once horas antes de descansar.

Está mañana le dije a mi novio que tenía una sorpresa, al principio no le tomó importancia, pensé que al decirle que era en Las Vegas, lo haría saltar de la emoción, le gustó la idea, pero no era la reacción que esperaba.

— No entiendo el afán de tener que irnos así, con tu estado tan deplorable — dice, ya estamos llegando al aeropuerto.

— Por favor cariño, esto es importante — intento persuadirlo — Entiendo que no te gusten las sorpresas, pero vamos a ir a las vegas a celebrar nuestro tiempo juntos.

— No me haré responsable de absolutamente nada en este viaje — dice como si realmente algo le mortificaba, cuando la que está haciendo todo he sido yo.

— Ya me siento mucho mejor y tú no tienes que preocuparte de nada — le doy un beso — Lo único que necesito es que la pasemos bien, que te relajes y que sueltes ese estupido teléfono.

Llegamos y él sale del auto sin ayudarme un poco, parece que se da cuenta y apenas toma una de las maletas. Lo miro con rabia y malestar.

— No tienes que comportarte cómo un idiota Oliver.

Se queda completamente callado, me ayuda cómo de mala gana y por un momento comienzo a arrepentirme de haber hecho todo esto. A pesar del malestar sigo arrastrando las maletas por el largo pasillo, tenemos que registrarnos y en el proceso Oliver se pierde de mi  vista, me tambaleo cuando alguien pasa apresurado a mi lado haciendo que caiga de bruces al suelo y mis lentes salen volando.

Lo que me faltaba, definitivamente este viaje no comenzó con un buen pie. De pronto, siento como unas manos me sujetan del brazo y de inmediato la loción costosa se cuela en mis fosas nasales. Las luces tenues del pasillo hacen que apenas pueda ver su rostro, como si estuviera encandilada.

— Debes tener más cuidado por donde vas — la arrogancia y elegancia con la que habla, ese tono de voz autoritario, me deja completamente absorta y busco mis lentes sobre el suelo.

— Lo siento mucho señor. N-no vi por donde…

— No digas más — me suelta cómo si mi contacto le diera asco — Es mejor que mires por donde caminas y recoge tus porquerías del suelo — vuelvo mi vista al suelo donde se encuentran mis cosas personales.

Alzo la vista y logro mirarlo por un momento, es un hombre bastante atractivo, no solo su rostro que parece fuera tallado por algún profesional de la belleza, además de vestirse bien y la dureza de sus músculos me dice que hace mucho ejercicios. Pero, el escrutinio dura unos segundos ya que se va sin decir absolutamente nada y cómo puedo continuo con mi camino.

Mi cabeza no deja de repetir la imagen de su mirada dura, sus ceño fruncido y el color de sus ojos. A lo lejos, veo a Oliver hablando con una chica.

— ¿Dónde estabas? — le regalo una sonrisa sincera y me mira cómo si no me conociera — Oliver, te estoy preguntando algo.

— ¿Porqué tardaste?

— Tropecé hace un momento con las maletas — mira a mi alrededor, pero no se inmuta en ayudarme.

— Es tu culpa, decidiste cargar con todo y venir aquí con tu malestar — rueda los ojos y la mujer con quien hablaba me mira mal antes de irse.

— No quiero discutir, solo pasemos el mejor fin de semana — hago un puchero — ¿Puedes hacer eso por mí?

— Eso espero — toma lo más pesado y caminamos a la puerta de embarque.

En mi cabeza ha quedado grabado el rostro de ese hombre tan atractivo y una boba sonrisa se dibuja en mi rostro cuando por un momento me imagino que así debe sentirse conseguir a tu príncipe azul que te rescata. Lastima, que este príncipe azul, parecía más bien un ogro del pantano, con esa arrogancia y esa escasa sutileza para dirigirse a las personas.

— ¿Qué te causa tanta risa? — pregunta Oliver, ahora parece interesado en mí.

— Nada, solo estoy emocionada por esto — es cierto, aunque no del todo

— Madd, no creo que sea conveniente que...

— Olvidalo, he planeado esto desde hace algún tiempo y ahora no puedes decirme que no — me molesta que no le ponga interés a esto, necesito que viajemos, ambos lo necesitamos — Ahora, solo disfrutalo y al menos demuestra que te emociona.

— Como digas — me acerco y le dejo un beso en la comisura de los labios — ¿Qué le pasó a tus anteojos? — pregunta con una sonrisa burlona.

— Amor, no comencemos a discutir ¿Te parece? — suspiro cansada.

— Como tú digas. vamos a ese fulano crucero del amor — se burla y vuelvo a besarlo.

Me abraza, y lo hace para que deje de discutir, mi cabeza evoca nuevamente esos ojos, y ese aroma que parece que se ha impregnado en mi ropa y en mis venas.

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