13.

Pude sentir dolorosamente las bolas de Adrián en mi rodilla cuando las aplasté por accidente, pero cuando su madre entró, él no tuvo más remedio que disimular que todo estaba perfectamente bien, aunque había notado cómo sus mejillas comenzaban a ponerse un poco pálidas.

—Tienen que levantarse tempr...

Inicia sesión y continúa leyendo