25
Ella hizo una seña a Xiao Cheng —Ven y siéntate.
Xiao Cheng se acercó y se sentó a su lado.
—Mi hija es una pobre chica. Me habían advertido repetidamente que no dejara salir estas cosas. Pero el viejo y yo estamos envejeciendo, y es hora de que ella encuentre a alguien que la cuide.
Azalea negó ...
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