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—¿Bueno? —Levantó las cejas y yo tragué saliva.

—Porque quiero —mentí.

Ella rió y negó con la cabeza.

—Vasilios, Vasilios. Te conozco mejor, nunca cenarías en un lugar de menos de cinco estrellas.

Maldita sea, ella lo sabe.

—Me atrapaste, cariño —me reí nerviosamente—. Bueno, es porque eres esp...

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