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Desde ese momento, Max supo que no podía suplicar por Hania.

Para ser más exactos, David no quería que nadie más que él se acercara a Hania en absoluto.

Sintiendo un cosquilleo en el cuero cabelludo, Max bajó aún más la cabeza.

—... Recuerda tu deber. Trabajas para mí, así que no debes interferir...

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