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—Hania, me estoy bañando ahora también. No me dejas verte, pero yo te dejaré verme a mí.

Hania sabía que David la estaba molestando, y su cara se puso aún más roja.

—¡No quiero verte, bruto! —espetó.

—¿Ya te cansaste de mirar mi cuerpo?

Había un toque de dulzura en su tono cuando ella lo escuchó...

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