Capítulo 2
Alan, nunca ha estado de acuerdo con mi elección de parejas románticas
–En eso lo apoyo Rai-Rai, Vince no me inspira confianza, al menos no como una pareja, él parece más del tipo que le gusta brincar de cama en cama –dice Bren, quien ha fruncido el ceño, lo que es indicador de que realmente está preocupada
–No se preocupen por eso, Vince y yo pasamos mucho tiempo juntos, no tiene tiempo para ser infiel –
–Eso no lo sabes –gruñe Alan
–Deja de meterle ideas Alan –lo regaña Nana al ver que yo comenzaba a ponerme ansiosa
–Pero nana…–
–Nada de nana, déjala en paz –le dice con severidad –Ahora salgan de mi cocina y vayan a esperar el desayuno en el comedor –
Sin atrevernos a replicarle, los tres asentimos y salimos de la cocina con paso apresurado, hacer enojar a la Nana nunca era buena idea.
Gracias a que Brenna comienza a hacerme preguntas sobre los entrenamientos, Alan deja el tema de Vince y se pone a revisar sus correos en su teléfono, dejándonos a las dos hablar libremente.
Al cabo de media hora, tras un desayuno ligero, las dos salimos de la casa principal y nos encaminamos a los campos de entrenamiento charlando de temas diversos, hasta que, a medio camino, Harry, el delta de Alan, se une a nosotras.
–Buenos días, Bren, Rai –nos saluda nada más colocarse a nuestro lado
–Buenos días, Harry –lo saludamos al unísono
–¿Quién fue la pobre loba que tuvo la desdicha de tenerte en su cama? –pregunto burlonamente
Harry Winter, el delta de la manada, es un coqueto, cambia de novia como si se cambiara de bóxer, y lo peor, es que, a pesar de su fama, las lobas siguen cayendo a sus pies.
–Mi madre –
Al escucharlo, casi me atraganto con mi propia saliva.
–¿Qué estás pensando? Cochina –me dice Harry burlonamente –Mamá tuvo un ataque y papá no pudo controlarla, así que fui a casa a ayudarla –nos explica
–¿Está bien? ¿Quieres que envié al doctor? –pregunta Bren
–Tranquila Luna, mamá está bien, sólo necesitaba descansar –
Rea, la madre de Harry, en ocasiones suele sufrir ataques de pánico, lo cual sucede cuando se estresa demasiado.
–¿Estás seguro? –
–Sí, tranquila –le dice con una sonrisa –Mejor, cuéntame, Bren, ¿Qué haces con esta marimacho? –
–¿Disculpa? ¿Cómo me has llamado? –
Ciertamente yo no soy lo que se dice muy femenina, pero no es por gusto, mi vida como la beta de esta manada me mantiene muy ocupada y con la guardia en alto constantemente, pues muchos guerreros me retaban por el puesto, así que rara vez, puedo vestirme o comportarme como una señorita.
Pese a que me encantan las faldas y los vestidos, casi nunca puedo usarlos.
Además, debido a que siempre debo mantener la guardia en alto, mi comportamiento dulce y amable también se esfumó, aunque, bueno, eso sucedió nada más papá empezó a prepararme para ocupar su lugar.
–Sólo bromeó Rai-Rai –dice Harry pasando un brazo por mis hombros –¿Y? ¿Qué haces por aquí tan temprano Luna? –
–A partir de hoy me uniré a los entrenamientos –dice Brennan alegremente
–¿Enserio? ¿Y eso por qué? –pregunta Harry sin tratar de ocultar su sorpresa
–Nunca es tarde para empezar a aprender a pelear, además, no quiero ser la típica Luna que es una carga para su alfa, al contrario, quiero ayudarlo –
–Oye, las Lunas son más que fuerza, tú nos has ayudado de diferentes maneras, no tienes que ser una peleadora –
–No planeo serlo Rai, pero al menos, quiero aprender a defenderme…–dice Bren agachando la mirada
Ante su actitud, Harry y yo intercambiamos miradas.
Cuando Brennan tenía solo unas semanas en nuestra manada, Alan, Jess y yo, la llevamos a recorrer el territorio, incluso, la llevamos a recorrer las fronteras, sin embargo, lo que comenzó como un paseo tranquilo, no tardó en convertirse en una batalla, pues una jauría de salvajes nos atacó ese día.
Al no saberse defender, la loba de Brenna entró en pánico e intentó huir, sin embargo, eso sólo alborotó a los salvajes, así que estos fueron detrás de ella, lo que nos obligó a Alan y a mí a ir en su ayuda, dejando a Jess junto a otros guerreros para proteger la zona.
Ese día casi perdimos a varios guerreros, de no ser porque Harry y sus hombres de confianza llegaron a tiempo, me temo que la culpa de Brenna hubiera sido peor.
–Bren, lo que pasó ese día no fue tu culpa –trata de calmarla Harry –No fuiste preparada, la reacción de tu loba fue algo normal...–
–Como la Luna de la manada no debí haber huido, debí haberme quedado para ayudar a mi gente –dice Brenna con pesar
–Ya no pienses en eso Bren –le digo al tiempo que tomo su mano –Eso fue hace un año, desde entonces, todo ha cambiado, como dije, nos has ayudado de otras maneras y eso ha hecho que la gente te admire y te respete –
–Además, el hecho de que quieras superarte habla muy bien de ti –agrega Harry –Ahora todos te respetarán aún más –
–¿Eso creen? –pregunta insegura
–Obviamente –decimos Harry y yo al mismo tiempo
Ciertamente, la actitud cobarde de Bren de ese día había molestado y preocupado a los miembros de la manada, pues, de hecho, al principio ella creía que no había hecho nada malo, se defendía alegando que había pensado sólo en su seguridad como Luna, lo cual no era del todo mentira, claro que después nos confesó que su loba solo había entrado en pánico.
Sin embargo, tras escuchar su primera versión, Alan enfureció y le dijo que él no necesitaba una Luna egoísta, para él, lo más importante era su gente y si ella no podía verlo, lo mejor sería que se marchara y volviera a su manada.
Eso, sin duda, marcó un cambio muy importante en ella, por lo que poco a poco y con arduo trabajo, Bren comenzó a ganarse el cariño y el respeto de la gente.
Con el humor renovado por nuestras palabras, Bren asiente entusiasmada, por lo que los tres aceleramos el paso.
Cuando por fin llegamos al campo de entrenamiento, Bren se mantiene a mi lado en todo momento, mientras que Harry, comienza a ayudar a las lobas que habían llegado temprano a ponerse vendas en sus manos.
–Como Alan no viene hoy, solamente practicaremos el combate cuerpo a cuerpo –le explico a Bren mientras la ayudo a vendar sus nudillos
–Vale...–murmura Bren
–No te preocupes, me quedaré contigo –le digo en un tono que, aparentemente, la relaja.
–¿Serás amable? –me pregunta con una sonrisa coqueta, al pensar en la broma que le habíamos hecho a Alan no pude evitar reír
–Seré muy, muy suave mi preciosa Luna –digo riendo al igual que ella
–Oye Rai, ¿le hiciste algo a Kendra? –me pregunta bajando la voz
–No que recuerde –digo tras desviar mi mirada en dirección a la loba, la cual, me ve con una extraña mezcla de odio y suficiencia
Ah, Kendra Stanford, ella... Simplemente me odia.
–¿Estás segura? –me pregunta Harry, quien se ha acercado sigilosamente
–Segura –reafirmé antes de volver a mi tarea –Por cierto, Harry, ¿por qué no me informaste de la redada de anoche? –
–¿Cuál redada? –pregunta confundido
–Vince llegó tarde anoche de su patrullaje, me dijo que había tenido una redada –
–Raine, anoche no hubo ninguna redada, y Vince patrulló por la tarde la frontera norte, por lo que no tenía que hacer patrullaje nocturno –me cuenta Harry con el ceño fruncido.
Tiene que ser una broma...








































































































































































































