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CAPITULO 58

Dicho eso último Imery se fue dejando a Juriania tan roja del enojo con una expresión de loca ansiosa de golpear a alguien.

Una vez que Imery se fue, Juriania agarró un florero decorativo que había cerca y lo lanzó contra el suelo.

— ¡Maldita perra engreída! ¿Cree que puede contra ...

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