Callejones sin salida

—¡Señorita, ¿se siente bien?! —un granjero se acercó a Elise, mientras ella yacía tirada en el suelo inconsciente, ella no tenía ni ideade cuanto había corrido, y mucho menos en donde estaba, su cuerpo estaba agotado y su cabeza le dolía demasiado.

—En...  dónde estoy? —Elise trato de levantar ...

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