CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA

KYLE

Finalmente deslicé mi pulgar sobre su clítoris, solo una vez, como una pluma. Esa única caricia fue todo lo que necesitó.

Ashley gritó, el sonido crudo y quebrado mientras su cuerpo se estremecía contra el mío, haciendo que una ola de agua se desbordara por el borde de la bañera. Golpeó el su...

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