CAPÍTULO CIENTO SETENTA Y CINCO

KYLE

La casa no había cambiado.

Seguía siendo imponente. Seguía siendo estéril. Seguía pretendiendo ser algo que no era—como el hombre que vivía adentro.

Cinco años.

Ese es el tiempo que había pasado desde la última vez que estuve en esta tierra. Desde la última vez que miré a Jonathan Blackwood...

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