CAPÍTULO CIENTO SETENTA Y OCHO

Para cuando dejamos a Lucian, el cielo se había oscurecido, cargado con ese tipo de nubes que no lloran hasta que finalmente llegas a casa y no estás preparado para la lluvia.

Kyle no dijo mucho. Lucian tampoco.

Intercambiaron una mirada, una conversación completa empaquetada en silencio y luego L...

Inicia sesión y continúa leyendo