CAPÍTULO DIECIOCHO

La lista de cosas que preferiría hacer antes que irme de viaje de fin de semana con mi exmarido era larga—y no se limitaba a meter mi mano en una trituradora de madera, comerme un kilo de gusanos crudos, o ser obligada a ver dibujos animados en repetición con los ojos abiertos a la fuerza.

Pero—y e...

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