CAPÍTULO TREINTA

El día después de la muerte de mi madre pasó en una neblina, como si estuviera viviendo en una bruma. Cuando me desperté a la mañana siguiente, me encontré en la cama de Kyle. Él me había llevado al aeropuerto, dándome todos los detalles en silencio—diciéndome a qué funeraria llamar, qué preguntas n...

Inicia sesión y continúa leyendo