capítulo 15

Recojo mi teléfono de la mesita de noche y deslizo mi dedo para desbloquearlo. Agrego su estúpido nombre falso a mis contactos. Empiezo a escribir un nuevo mensaje. Al menos de esta manera, no tengo que mirar esos ojos hermosos que derriten el corazón.

—Así que ahora, ¿Damien, eh?

—Emilia, ¿Prince...

Inicia sesión y continúa leyendo