capítulo 26

Araño su mano, tratando de que afloje su agarre sobre mí. Mi lobo arañaba bajo la superficie, exigiendo matar a esta perra. Mis uñas crecieron, rompiendo la piel.

—Guarda a ese maldito lobo, mestizo— dice, estrellándome contra la pared, y siento mis costillas romperse al contacto, enviando oleadas ...

Inicia sesión y continúa leyendo