Capítulo 5 Ataúd sacudido

No tengo a dónde ir, presionada contra la pared, mis muñecas están siendo sujetadas, y están firmemente atrapadas en su agarre, estaba indefensa.

—¿Quién eres? ¡No juegues conmigo! —exclamé.

El hombre acarició mi piel, enviando una sensación escalofriante por mi columna, como los huesos fríos ente...

Inicia sesión y continúa leyendo