Capítulo 34

—Oh, me escuchaste.

Dios mío, necesitaba un exorcista. O una ducha fría. O ambos. Este hombre era demasiado a las 7:00 a.m. Con su cabello despeinado y esos brazos y esa cara y esa sonrisa arrogante post-beso—

Okay, tal vez yo era el problema.

Aún así, le señalé dramáticamente con un dedo. —No má...

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