Capítulo 39

No tuve que mirar. Podía sentirlo. Como si la gravedad se desplazara ligeramente en su dirección. Mi columna se enderezó. Mi coleta hizo un pequeño giro por sí sola, como si quisiera verse linda bajo presión.

Entonces—Buenos días, Emily.

Me voltee.

Ahí estaba él.

Apoyado contra el marco de la pu...

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