Capítulo 66

Como, caliente para arruinar tu vida.

¿Y yo? Estaba prácticamente salivando. Cada instinto primitivo que tenía me gritaba que me arrodillara y adorara.

Y luego—porque claramente, no le quedaba ni una pizca de misericordia en su hermoso cuerpo—se quitó los pantalones. Simplemente. Se. Los. Quitó.

—¿Q...

Inicia sesión y continúa leyendo