86

La emoción me había quitado el apetito, y me aseé con agua apenas tibia en mi impaciencia. Ignoraba a qué hora vendría, pero no me importaba esperarlo toda la noche. Vestí el enagua que él me regalara y se me ocurrió colgar la ancha cinta bordada que Aine me diera del pestillo del panel, del lado de...

Inicia sesión y continúa leyendo