22. Y luego había tres

Su cuerpo debía haber sabido que estaría bien sanar, y en su sueño, contra sus deseos, su cuerpo sanó el daño de la herida. Sin embargo, la magia que fluía en su sangre no sabía cómo contrarrestar el veneno de la mordida y podría dejar su marca y cicatriz.

Poco más de una hora pasó cuando Caleb reg...

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