32. Y luego había tres

Mikael supo que su conversación había terminado con esa sola palabra de necesidad. Levantándose, deslizó sus brazos bajo los de ella para levantarla de la silla y atraer su forma desnuda hacia sus brazos. Su beso llegó de repente; feroz y hambriento. Mientras sus manos recorrían su trasero y apretab...

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