39. En otras partes del valle

Las nevadas caían en gruesas mantas. Era imposible ver más allá de un metro, lo que casi hacía imposible escuchar o oler algo más que esa nieve cristalina, helada y húmeda. Aunque sus sentidos no eran tan buenos como los de las bestias sobrenaturales que cazaba, Marcus Killian no era un humano torpe...

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