103

Isabella, rara vez sumisa, se abrazaron apasionadamente en la cama no tan espaciosa del hospital.

En ese momento difícil de separar, hubo un repentino golpe en la puerta de la sala, y una voz femenina y calmada se escuchó desde afuera.

—Andrew.

Andrew había escuchado esa voz durante más de veinte...

Inicia sesión y continúa leyendo