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Alice no mostró miedo; en cambio, agarró su mano y la colocó en su cuello.

—Robert, ¿por qué no me matas de una vez? Incluso te agradecería por liberarme —dijo Alice con una sonrisa torcida.

Sin embargo, Robert retiró su mano, mirándola con desdén, como si matarla ensuciara sus manos.

—Si me desp...

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