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Él la miró tiernamente a los ojos, serio y concentrado.

—Isabella, ¿recuerdas cuando te dije que soy un poco terco? Una vez que hago una promesa, no puede cambiarse en toda la vida. Una vez que te pongas este anillo, no podrás quitártelo.

Ella parpadeó sus hermosos ojos, pensando que la propuesta ...

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