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Cuando Isabella recibió la llamada de Elowen, ya estaba de pie en la entrada del registro civil. Andrew estacionó el coche, subió rápidamente los escalones y, de manera natural, tomó su mano.

—¿Quién llama? —preguntó casualmente.

—Elowen —respondió Isabella—. Victoria está preocupada de que sigamo...

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