261

—Si ese borracho está tan obsesionado que no le importan su esposa y sus hijos, ¿qué hacemos? —preguntó Ryan de nuevo.

—Haremos lo que sea necesario —dijo Andrew, sus ojos azules volviéndose fríamente gélidos, su tono desprovisto de calidez.

Ryan asintió. —Esa mujer desquiciada, Victoria, merece m...

Inicia sesión y continúa leyendo