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Isabella lo miró sin comprender antes de darse cuenta, sus mejillas enrojeciendo como camarones cocidos.

—¡¿A quién le importa si lo recuerdas?! —murmuró, levantándose del suelo usando ambas manos y pies, apresurándose a subir las escaleras.

Poco después, Amelia y Asher regresaron.

Con Asher alre...

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